El Deseo de Encajar

Supongamos que entras en un grupo, como parte de un nuevo empleo, por ejemplo. Mientras intentas adaptarse al entorno, tomas conciencia de que las personas te escudriñan y juzgan como el extraño. En un nivel no verbal, sientes que sus ojos te sondean en busca de señales. Te preguntas entonces: “¿Encajo? ¿Dije lo correcto? ¿Qué piensan de mí?”. El primer y fundamental efecto sobre ti en cualquier grupo es el deseo de encajar y afianzar tu sensación de pertenencia. Cuando mas encajes, menos representaras un desafío para el grupo y sus valores. Esto minimizara el escrutinio que enfrentas y la ansiedad consecuente.

La primera forma que utilizas para conseguirlo es a través de las apariencias.

Te vistes y presentas mas o menos como lo hacen los demás integrantes del grupo. Siempre hay un reducido porcentaje de personas a las que les agrada destacar por su aspecto, pero se las arreglan para que concuerde con ideas y valores. A la mayoría de nosotros, sin embargo, nos incomoda lucir muy distintos, y hacemos lo que podemos para armonizar. Adoptamos las prendas y apariencia que transmiten el mensaje correcto: “Soy serio, trabajo mucho, quizá tengo un estilo propio, pero no tanto como para destacar”.

La segunda y mas importante manera de encajar es adoptar las ideas, creencias y valores del grupo. Podrías empezar a utilizar expresiones verbales parecidas a las de los demás, una señal de lo que sucede bajo la superficie. Tus ideas se adecuan poco a poco a las del grupo. Algunas personas quizá se rebelen externamente contra esa conformidad, pero suelen ser las que al final son despedidas o marginadas. Tal vez te aferras a algunas creencias u opiniones particulares que guardas par ti, pero no en asuntos importantes para el grupo. Cuando mas tiempo estés en el grupo, mas fuerte e insidioso será este efecto.

Si observaras a ese grupo desde fuera, notarias una general y sorprendente uniformidad de pensamiento, considerado que como individuos diferimos un poco unos de otros en temperamento y antecedentes. Esta es una señal de la sutil modelación y conformidad que tiene lugar. Quizá te uniste al grupo porque compartes sus ideas y valores, pero con el tiempo veras que aquellas partes de tu pensamiento que difieren un poco al de los demás, como reflejo de tu singularidad, son lentamente recortadas, como un arbusto que se iguala a otros, así que estarás de acuerdo con el grupo en casi todas las materias.

No te percatas de todo esto que te ocurre. Sucede de manera inconsciente. De hecho, tenderas a negar ruidosamente que tal conformidad tuvo lugar. Imaginaras que has dado solo con esas ideas, que decidiste creer esto y pensar aquello. No quieres confrontar la fuerza social que opera en ti y que causa que armonices e incrementes tu sensación de pertenencia. A la larga es micho mejor enfrentar tu conformidad al espíritu grupal, para que estés al tanto de ella cuando ocurra y controles hasta cierto punto el proceso.

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