Líbrate primero de la tendencia natural a tomarte personalmente lo que la gente dice, en particular si lo que dice o hace es desagradable. Aun si te critica o actúa contra tus intereses, esto produce muchas veces de que revive una pena del pasado; tu eres sencillamente el blanco adecuado de frustraciones y rencores acumulados al paso de los años. La gente proyecta en ti sus sentimientos negativos. Si puedes verla de esta forma, te será más fácil no reaccionar con molestia ni enredarte en una batalla absurda. Si el otro tuvo de verdad mala intención, tu ecuanimidad te permitirá fraguar el contraataque adecuado. Evitaras acumular heridas y amarguras.
Ve a los demás como una realidad de la naturaleza. Los hay de todas las variedades, como flores y las pierdas: necios, santos, psicópatas, ególatras y nobles guerreros, sensibles e insensibles. Todos desempeñan algún rol en nuestra ecología social. Esto no quiere decir que no podamos empeñarnos en cambiar el nocivo comportamiento de quienes nos rodean o están en nuestra esfera de influencia, pero no podemos rediseñar la naturaleza humana, y aun si lo lográramos, el remedio podría ser mucho peor que la enfermedad. Debemos aceptar la diversidad y que las personas son como son. Que sean diferentes a ti no debería sentirse como un desafío a tu ego o autoestima, sino como algo por acoger con gusto y aceptar.
Con base en esta postura neutral, podrás tratar de comprender a la gente en un nivel más profundo, como hizo Chejov con su padre. Entre mas lo hagas, mas tolerante serás con las personas y la naturaleza humana en general.
Por último, concibe el moderno concepto de la actitud en términos del antiguo concepto del alma, presente en casi todas las culturas indígenas y civilizaciones premodernas. Aludía originalmente a las fuerzas espirituales externas que impregnaban el universo y que estaban contenidas en el individuo humano en forma de espíritu. El alma no es la mente ni el cuerpo, sin el espíritu total que encarnamos, nuestra forma de experimentar el mundo. Esto es lo que individualiza a una persona, y el concepto del alma se relacionaba con las ideas mas primitivas de la personalidad. Conforme a el, el alma de una persona podía tener diversas profundidades. Algunos sujetos poseían mayor grado de esta fuerza espiritual, tenían mas alma. Otros tenían una personalidad que carecía de esa fuerza y era en cierto modo insulsos.
Esto tiene gran relevancia para nuestra idea de la actitud. En nuestra concepción moderna del alma, reemplazamos esa fuerza espiritual externa por la vida misma, o por lo que podría describirse como la fuerza de vida. La vida es inherentemente compleja e impredecible, y sus facultadades llegan más allá de lo que alguna vez podemos comprender o controlar. Esta fuerza de vida es reflejada en la naturaleza y la sociedad humana por la considerable diversidad que encontramos en ambos términos.
Por un lado, encontramos gente cuya meta en la vida es inhibir y controlar esa fuerza de vida. Esto lo conduce a estrategias autodestructivas. Debe limitar sus pensamientos y mantenerse fiel a ideas que han podido relevancia. Tiene que limitar lo que experimenta. Todo se reduce a ella misma y sus tribales necesidades y problemas personales. A menudo se obsesiona con una meta particular que domina todas sus pensamientos, como ganar dinero o conseguir atención. Todo esto la mata por dentro conforme se cierra a la abundancia de la vida y la variedad de la experiencia humana. Gira entonces hacia la inconsciencia, una falta interior de profundidad y flexibilidad.
Tu meta debe ser seguir siempre la dirección opuesta. Redescubre tu curiosidad infantil. Todo y todos deben ser para ti una fuente de fascinación. No dejes de aprender, de ampliar sin cesar lo que sabes y lo que experimentas. Se generoso y tolerante con las personas, incluso con tus enemigos y con quien están atrapados en la condición sin alma. No seas esclavo de la amargura y el rencor. En vez de culpar a los demás o a las circunstancias, ve el rol que tu actitud y acciones ejercieron en algún tropiezo. Adáptate a las circunstancias en lugar de quejarte de ellas. Acepta y abraza lo incierto e inesperado como una cualidad valiosa de la vida. De este modo tu alma ocupara los contornos de la existencia y se llenara de la fuerza de la vida.
Aprende a medir a las personas que tratas por la hondura de su alma, y si es posible asóciate lo mas que puedas con las de la variedad expansiva.