GESTIÓN DE LA DIVERSIDAD

Una profesora de segundo de primaria plantea un sencillo problema a la clase: “Hay cuatro gorriones en la rama de un árbol. Con un tirachinas matáis a uno de ellos. ¿Cuántos quedan?”.

“Tres” contesta con seguridad un niño europeo de siete años. “Cuatro menos uno son tres”.

“Tres” contesta con seguridad un niño europeo de siete años. “Cuatro menos uno son tres”.

¿Quién tiene razón? Evidentemente la respuesta depende de la perspectiva cultural. Para el primer niño, los pájaros del problema representan una situación hipotética que requiere una respuesta directa. Para el segundo niño, los pájaros del problema tienen relación con un problema conocido que se espera que se produzca.

EL ENFOQUE DIRECTIVO

Para ser un directivo de éxito en el siglo XXI se debe trabajar con personas distintas. La mano de obra es cada vez más diversa y las fuentes de la diversidad son múltiples: etnias, razas, sexo, orientación sexual, discapacidades y otros factores culturales. El reto para los directivos consiste en sacar provecho a esta diversidad al tiempo que fomentan la cooperación y la cohesión entre empleados diferentes. El departamento de RRHH puede ayudar a superar este reto desarrollando programas de formación ofreciendo apoyo y asesoría, estableciendo procesos justos de selección y utilizando otras técnicas similares. Pero al final, el directivo de línea es la persona que se relaciona directamente con los diferentes empleados en el día a día. En este capítulo, analizaremos las cuestiones relativas a la diversidad y las cualidades que necesitan los directivos para conseguir que sea una fuente de ventaja competitiva.

La historia del gorrión ilustra claramente una de las mayores verdades de la GRH: personas con distintas experiencias en la vida pueden interpretar la realidad de forma muy diferente. Cuando una persona entra a formar parte de una organización, su estructura cognitiva, la manera en que percibe y reacciona ante el mundo que la rodea, está en gran medida determinada. Esta estructura cognitiva está constituida tanto por sus experiencias personales (con la familia, los compañeros, el sistema educativo) como por las influencias sociales de la cultura de la persona, que se reflejan tanto en casa como en el lugar de trabajo.

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