Aidan Jones, un estudiante de posgrado de filología inglesa de 30 años de edad, acude a un psiquiatra porque no puede dormir de un tirón. El problema comenzó 4 meses antes, cuando empezó a despertarse a las 3:00 de la mañana todos los días, sin importar a qué hora acostaba, y luego no podía volver a dormirse. A causa de esto se sentía <<ido>> durante el día. Esto le llevo a estar cada vez más preocupado pensando en cómo iba a acabar su tesis doctoral, pues no podía concentrarse debido al agotamiento. Al principio, que el recordara, no se despertaba con nada que el recordara, no se despertaba con nada concreto en la mente. Al persistir el problema, se despertaba temiendo que llegara el día siguiente y preguntándose si podría dar sus clases o centrarse en la redacción de la tesis después de haber dormido tan solo unas pocas horas. Algunas mañanas permanecía despierto en la cama, a oscuras junto a su novia, que dormía profundamente. Otras, decidía sacar provecho de la situación, salía de la cama y se iba muy temprano a su despacho del campus.
Al cabo de 1 mes de sueño interrumpido, el Sr. Jones visito al auxiliar médico del servicio de salud para estudiantes de la universidad, adonde iba normalmente a por sus tratamientos. (Padecía asma, por lo que a veces inhalaba agonistas adrenérgicos B2, y 1 año antes había tenido mononucleosis.) El auxiliar médico le receto un sedante hipnótico que no le sirvió. <<Nunca he tenido problemas para dormirme>>, explico el Sr. Jones. Mientras tanto, hacia caso de los consejos que leía en la Red. Aunque se notaba supeditado al café durante el día, nunca lo bebía después de las 2:00 de la tarde. Ávido jugador de tenis, solo iba a la pista por la mañana temprano. Sin embargo, si se tomaba uno o dos vasos de vino todas las noches, al cenar con su prometida. << A la hora de cenar dormir o no>>, dijo, << y, para ser francos, el vino ayuda>>.
El paciente, un varon delgado y atlético con el típico aspecto de joven académico, con chaqueta de tweed y gafas con montura de carey, se mostró agradable y abierto al relatar los hechos. El Sr. Jones no parecía cansado, pero le dijo al psiquiatra: <<Me propuso venir a verle por la mañana, antes de estar hecho trizas>>. No parecía triste ni tenso, y no recordaba haber estado deprimido nunca. Pero tenía dudas de la molesta ansiedad de nivel bajo que actualmente lo oprimía. <<Este problema de sueño es ahora más importante>>, explico. <<Estoy estresado por el trabajo y mi novia y yo discutimos. Pero todo es por lo cansado que estoy>>.
Aunque era su primera visita a un psiquiatra, el Sr. Jones
menciono una gratificante psicoterapia psicodinámica de 3 años que había realizado
con un trabajador social estando en la universidad. >>Tan solo quería conocerme
mejor a mí mismo>> explico, añadiendo con una risita que, al ser hijo de
un psiquiatra infantil, estaba acostumbrado a que la gente asumiera que estaba
<<loco>>. Recordó que siempre había dormido >a pierna
suelta>> antes del actual problema; de niño, era el primero en dormirse
en las fiestas de pijamas, y de adulto era la envidia de su novia por su
facultad para dormir en el avión.