No Conoce Las Normas

Kyle es un chico de 12 años que acepta a regañadientes ingresar en una unidad psiquiátrica después de ser arrestado por allanar un supermercado. La madre refiere que esta <<agotada>> y añade que es muy difícil criar a un hijo que <<no conoce las normas>>.

Desde muy niño, Kyle era inusualmente agresivo, acosaba a otros niños y les quitaba sus cosas. Si lo reprendía la madre, el padrastro o un profesor, tendía desde hacía mucho a insultar y golpear, sin importarle el posible castigo.  Siendo disruptivo, impulsivo e inquieto, a Kyle le diagnosticaron el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y lo llevaron a un programa de educación especial en segundo grado. En cuatro grado empezó a acudir semana a un psiquiatra para recibir psicoterapia y medicación (quetiapina y dexmetilfenidato). El cumplimiento fue solamente esporádico, con la terapia y la medicación. Al preguntarle, dijo que el psiquiatra era <<idiota>>.

Durante el año previo al ingreso lo habían pillado robando en las taquillas del colegio (un teléfono móvil, una chaqueta, un ordenador portátil), lo habían castigado por atracar a un compañero para quitarle la cartera y lo habían expulsado por múltiples peleas físicas con los chicos de clase. Lo habían arrestado dos veces por estas conductas. La madre y los profesores coincidían en que, aunque podía mostrarse encantador con los extraños, la gente enseguida se daba cuenta de que era un <<tramposo>>. Kyle no tenía nunca remordimiento, ni mostraba culpabilidad, ni le importaban los sentimientos de los demás. Era desorganizado, no le interesaban ni atendía a las instrucciones, y perdía constantemente sus pertenencias. En general no hacia sus deberes y, cuando los realizaba, el rendimiento era errático. Al ponerle delante su mal rendimiento, tendía a decir: <<¿Y qué vas a hacer, pegarme un tiro?>>. Kyle, su madre y los profesores coincidían en que era un solitario y no caía bien a sus compañeros.

Kyle vivía con su madre, su padrastro y dos medio hermanos más pequeños que él. El padrastro estaba en paro y la madre trabajaba de cajera a tiempo parcial en un supermercado. El padre biológico estaba en la cárcel por posesión de drogas. Los dos abuelos tenían antecedentes de dependencia alcohólica.

Los antecedentes remotos de Kyle eran normales. El embarazo había sido normal y el desarrollo había transcurrido conforme a lo previsto. No había antecedentes de abusos sexuales ni de maltrato físico. Kyle no tenía enfermedades, ni abusaba del alcohol u otras sustancias, ni era miembro de pandillas. Nunca lo habían atrapado con armas, ni había provocado incendios, ni se había mostrado especialmente cruel con otros niños o con animales. Habitualmente faltaba al colegio, pero ni se había fugado, ni volvia a casa ya entraba la noche.

Al entrevistado en la unidad de psiquiatría, el aspecto de Kyle era el de un chico de 12 años informalmente arreglado. Mostraba nerviosismo y hacia contacto ocular de forma esporádica. Dijo que estaba <<loco>> e insistió en que prefería ir a la cárcel antes que a un psiquiátrico. Hablaba elevando a la voz, pero el discurso era coherente y pragmático, a velocidad normal. El afecto era irritable y de enfado. Negó tener idea de suicidio o de homicidio. También negó tener síntomas psicóticos. Dijo que no se sentía deprimido. No tenía déficits cognitivos evidentes, aunque no quiso someterse a pruebas más formales. La introspección era limitada y el juicio escaso, según la anamnesis.

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