Sensación de Estar Ido

Jason Vaughan, de 20 años de edad, estudiante universitario de segundo curso, fue enviado por su asesor residente del campus a la consulta de salud mental de la facultad por parecer <<raro e ido>>. El Sr. Vaughan le dijo al terapeuta que lo evaluó que lleva 3 meses sin ser <<el de siempre>>. Dijo que notaba a menudo la mente en blanco, como si los pensamientos no le pertenecieran. Se había sentido cada vez más distanciado de su cuerpo físico, realizando las actividades diarias como si fuera un <<robot desconectado>>. A veces no estaba seguro de si estaba vivo o muerto, como si la existencia fuera un sueño. Refirió que se sentía casi como si no hubiera <<ningún yo>>. Estas experiencias lo dejaban aterrorizando durante horas. Las notas habían empeorado y había empezado a mantener las mínimas relaciones sociales.

El Sr. Vaughan dijo que se había deprimido porque había roto con su novia, Jill, unos meses antes, y que había pasado 1 mes con el ánimo triste y síntomas vegetativos leves, aunque sin deterioro funcional. Durante este tiempo había empezado a notar sensaciones de atontamiento e irrealidad, pero al principio no les hizo mucho caso. Al irse resolviendo el estado de ánimo bajo y sentirse cada vez más desconectado, empezó a preocuparse cada vez más hasta que, al final, había acudido en busca de ayuda. Le dijo al terapeuta que su relación romántica de 1 año con Jill había sido muy importante para el y que, en las vacaciones, había pensado presentársela a su madre.

El Sr. Vaughan relato un brote pasajero de ansiedad extrema que había padecido en décimo grado. Comenzó a tener crisis de pánico que se fueron haciendo más intensas y frecuentes a lo largo de 2 meses. Durante los ataques se sentía desconectado, como si todo fuera irreal. Los síntomas duraban a veces horas y se parecían a los actuales. El inicio pareció coincidir con el ingreso de su madre en un hospital psiquiátrico. Cuando le dieron el alta a la madre, todos los síntomas desaparecieron con bastante rapidez. Entonces no recibió tratamiento.

El Sr. Vaughan describió también varios días de síntomas pasajeros de irrealidad cuando estaba en primaria, justo después de que los padres se divorciaran y el padre e fuera de casa dejando al joven Jason solo con la madre, que tenía esquizofrenia paranoide. En su infancia destacaban sentimientos generalizados de soledad y la sensación de que el era el único adulto de la familia. La madre tenía un rendimiento meramente marginal, aunque por lo general no estaba psicótica. El padre lo visitaba muy de vez en cuando, pero aportaba el dinero necesario para que pudieran vivir de manera razonablemente cómoda. Jason se quedaba a menudo con los abuelos los fines de semana, pero normalmente Vivian muy aislados, el y su madre. Sacaba buenas notas en el colegio y tenía algunos amigos íntimos, pero era muy reservado y rara vez llevaba amigos a casa. Jill habría sido la primera novia que hubiera conocido a su madre.

El Sr.Vaughan dijo que no tomaba drogas, concretamente cannabis, alucinógenos, ketamina y salvia, y el análisis toxicológico de la orina dio negativo. Dijo que no había sufrido maltrato físico ni abusos sexuales. Negó haber tenido depresión, mania, psicosis y otros síntomas psiquiátricos en el pasado. Concretamente negó haber tenido amnesia, perdidas del conocimiento, identidades múltiples, alucinaciones, paranoia y otros pensamientos o experiencias de carácter inusual.

Los resultados de los análisis, la criba toxicológica y la exploración física fueron normales, igual que la resonancia magnética cerebral y el electroencefalograma. Las consultas al otorrinolaringólogo y al neurólogo no aportaron información digna de reseñar.  

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