Suceso traumático: Bethany Pinsky, una joven de 23 años de edad, había ido al cine a ver el estreno local de una película de gran presupuesto. Al acomodarse en el asiento, mientras esperaba el comienzo de la función, frente a la pantalla apareció un joven con pasamontañas. Blandiendo un fusil de asalto, disparo directamente a los espectadores. La paciente vio como las balas herían a mucha gente, incluida la mujer que tenía sentada al lado. Todo el mundo empezó a chillar y se produjo una confusa estampida hacia la salida. Aterrorizada, de algún modo logro llegar a la salida y escapar ilesa a la zona la salida. Aterrorizada, de algún modo logro llegar a la salida y escapar ilesa a la zona de estacionamiento, adonde ya llegaban coches de policía.
Charles Quigley, de 25 años de edad, había ido al mismo cine a la misma hora. El también temió por su vida. Escondiéndose detrás de una fila de asientos, pudo arrastrarse hasta el pasillo y salir corriendo hasta la salida. Aunque cubierto de sangre, había salido ileso físicamente.
Bethany y Charles, 2 días después: Dos días después, la Sra.Pinsky y el Sr. Quigley se consideraban <<manojos de nervios>>. A pesar de sentirse agradecidos por estar vivos e ilesos, se encontraban extremadamente ansiosos y tensos. Saltaban al más mínimo ruido. Seguían en la televisión las últimas informaciones sobre el tiroteo pero, cada vez que aparecía alguna secuencia de video del suceso real, tenía crisis de pánico, quedaban empapados de sudor, eran incapaces de calmarse y no podían dejar de pensar en el suceso traumático. Por la noche no podían dormir por las pensadillas, y durante el día les asaltaban recuerdos intrusos y desagradables de los disparos, los gritos y sus propio terror durante los hechos.
Bethany, 2 semanas después: La Sra. Pinsky ya había recobrado la mayor parte de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos pre-traumático antes de transcurridas 2 semanas. Aunque los recuerdos traumáticos del tiroteo le producían a veces reacciones de pánico o fisiológicas breves, estas no dominaban sus horas de vigilia. Ya no tenía pesadillas. Sabía que nunca olvidaría lo ocurrido en aquel cine pero, por lo demás, la vida volvía a ser normal y a discurrir por los cauces previos al suceso.
Charles, 2 semanas después: El Sr. Quigley no se había recuperado 2 semanas después. Se sentía mermado emocionalmente, incapaz de tener sensaciones agradables o positivas. Saltaba ante cualquier sonido, era incapaz de concentrarse en el trabajo y el sueño era irregular, marcado por pesadillas traumáticas. Trataba de evitar todo lo que le recordara el tiroteo, pero siempre acababa acordándose del sonido de los disparos, de los gritos y de la sensación pegajosa de la sangre que salía a borbotones del pecho de su vecino y le caía encima mientras permanecía escondido tras los asientos. En ocasiones se sentía desconectado del entorno y de si mismo. Pensaba que aquella experiencia traumática le había cambiado la vida.