Ciclos de Depresión

Nancy Ingram, una analista de bolsa de 33 años de edad, casada y con dos hijos, fue llevada al servicio de urgencia (SU) al cabo de 10 días de lo que su marido describió como <<otro ciclo de depresión>>, marcado por irascibilidad a la mínima provocación, lloros y una falta de sueño casi total. Refirió que estos <<periodos oscuros>> habían durado desde que la conocía pero que, el último año, había presentado al menos media docena de ellos. Dijo que normalmente mejoraban a las pocas semanas de volver a tomar fluoxetina. Añadió que se preguntaba si el alcohol y el clonezepam empeoraban los síntomas, porque ella siempre elevaba su consumo cuando comenzaba los periodos de oscuridad.

El marido de la Sra. Ingram dijo que había decidido traerla al SU porque había descubierto que había creado hacia poco un blog titulado <<Las acciones preferidas de Nancy Ingram>>. Esa actividad no solo no era propia de ella, sino que, como trabajaba de analista de bolsa para un importante banco de inversiones, iba en contra de las normas de su empresa. Dijo que había estado ocupada las 24 horas del día en la elección de esas acciones, dejando de lado las comidas y sus responsabilidades laborales y maternales. Ella respondió que se encontraba bien y que el blog <<nos hara ricos como Creso>>.

La primera vez que a la paciente le diagnosticaron una depresión fue en la universidad, cuando su padre se suicidó. Este había sido un hombre de negocios enormemente informal y bebedor al que la paciente quería mucho. Su abuela paterna había tenido varias <<crisis nerviosas>>, pero no conocía ni el diagnostico que tratamiento había tenido. Desde la universidad, el ánimo había estado <<bajo>>, con brotes intercalados y recurrentes de mayor disforia, insomnio, habla extrañamente rápida e hipervigilancia.  Había probado la psicoterapia y había tomado antidepresivos, pero el marido observo que la depresión de base siempre persistía y los periodos oscuros eran cada vez más frecuentes.

El psiquiatra del ambulatorio refirió que la Sra.Ingram parecía tener distimia y depresión mayor recurrente. Dijo también que nunca la había visto en los periodos de crispación e insomnio-siempre se negaba a ir a verlo hasta que hubieran mejorado los periodos de <<mucho bajón>>- y que ella le había prohibido acceder a su marido y a cualquier otra fuente de información colateral.

Al iniciar la exploración, la paciente paseaba por la sala muy enojada. Iba vestida con vasqueros y una camisa mal abrochada. La mirada parecía vidriosa y desenfocada. Reacciono a la llegada del examinador sentándose y explicando que todo era un malentendido, que estaba bien y que tenía que volver a casa inmediatamente para atender su negocio. Hablaba deprisa, con premura, y resultaba muy difícil interrumpirla. Admitió que no dormía, pero negó que ello fuera un problema. Dijo no tener alucinaciones pero si admitió, sonriendo, que tenía una capacidad única de predecir la bolsa. Se negó a realizar pruebas cognitivas diciendo que declinaba la oportunidad de convertirse en <<foca amaestrada, conejillo de Indias, caballo parlanchín y perro ladrador, muchísimas gracias; ¿puedo irme ya?>>. La consciencia de su estado parecía escasa y se consideró que tenía el juicio alterado.

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