En la historia china, ninguna rivalidad entre líderes fue más célebre que la que existió entre Hsiang Yu y Liu Pang. Estos dos generales comenzaron sus respectivas carreras como amigos, luchando en elmismo bando. Hsiang Yu era de origen noble,grande e imponente, dado a arranques de violencia,un poco obtuso de mente, era, sin embargo, un gran guerrero que siempre peleaba al frente de sus tropas. Liu Pang provenía de una familia campesina. Nunca había sido un gran guerrero, y prefería dedicarse a las mujeres y al vino antes que a la actividad bélica, en realidad, era un pícaro. No obstante, poseía la habilidad de reconocer a los mejores estrategas, conservarlos como asesores y escuchar con atención sus consejos y recomendaciones. Gracias a esta capacidad había hecho carrera en el ejército.
En el año 208 a. C., el rey de Ch’u envió dos enormes ejércitos para conquistar el poderoso reino de Ch’in. Uno de los ejércitos se dirigió hacia el norte, al mando del general Sung Yi y de Hsiang Yu como su segundo, el otro ejército, al mando de Liu Pang, marchó directamente a Ch’in. El blanco era la espléndida capital del reino, Hsien-yang. HsiangYu, siempre violento e impaciente, no toleraba la idea de que Liu Pang llegara antes que él asumiera allí el mando de todo el ejército.
En un momento dado, en el frente norte, el comandante de Hsiang, Sung Yi, titubeó en enviar a sus tropas a combate. Furioso, Hsiang entró en la carpa de Sung Yi, lo calificó de traidor y, después de decapitarlo, asumió el mando del ejército. Sin esperar órdenes de sus superiores, abandonó el frente norte y marchó directamente sobre Hsien-yang. Estaba seguro de que él era mejor soldado y general que Liu, pero comprobó, consternado, que su rival, al mando de un ejército más pequeño y más veloz, había llegado antes. Hsiang tenía un asesor, Fan Tseng, quien le advirtió: «Este general campesino [Liu Pang] solía codiciar solo riquezas, mujeres y vino, pero desde que entró en la capital no lo han tentado ni las riquezas ni el vino ni el sexo. Esto demuestra que apunta más alto».
Fan Tseng aconsejó a Hsiang que matara a surival antes de que fuese demasiado tarde. Le sugirió invitar al artero campesino a un banquete en su campamento, y, en medio de una festiva danza de las espadas, hacerle cortar la cabeza. La invitación fue enviada y Liu cayó en la trampa y asistió albanquete. Pero Hsiang vaciló en dar la orden de iniciar la danza de las espadas, y cuando al fin lo hizo Liu ya había advertido la trampa y logró escapar. «¡Bah! —gritó Fan Tseng—. No se puede hacer planes con un simplón. Liu Pang te robará tuimperio y nos tomará a todos prisioneros».
Al comprender su error, Hsiang marchó a toda prisa sobre Hsien-yang, esta vez decidido a cortarlela cabeza a su rival. Liu no solía luchar cuando las circunstancias no lo favorecían, de modo que abandonó la ciudad. Hsiang capturó Hsien-yang,asesinó al joven príncipe de Ch’in y arrasó la población. Liu se había convertido en el acérrimo enemigo de Hsiang, que lo persiguió durante muchos meses, hasta acorralarlo, en una ciudada murallada. Carente de suministros y con su ejército disperso, Liu pidió la paz.
Una vez más, Fan Tseng advirtió a Hsiang:«¡Aplástalo ahora! Si lo dejas escapar de nuevo,más adelante lo lamentarás». Pero Hsiang resolvió mostrarse clemente.
Quería apresar vivo a Liu, llevarlo a Ch’u yobligarlo a que lo reconociera como amo.
Fan estaba en lo cierto: Liu utilizó las negociaciones de su rendición como elemento de distracción, y logró huir con un pequeño ejército. Hsiang, estupefacto al comprobar que una vez más había dejado escapar a su rival, volvió a perseguir a Liu, esta vez con tanta saña y ferocidad que parecía haber perdido el juicio. En un momento dado, tras haber capturado al padre de Liu en acción, Hsiang exhibió al anciano durante la lucha y le grito a Liu, por encima de la línea de sus tropas: «¡Ríndete ahora, o herviré vivo a tu padre!». Liu, con toda calma, le respondió: «Somos hermanos de sangre, de modo que mi padre también es tu padre. Si insistes en hervir a tu propio padre, ¡envíame un tazón con la sopa!». Hsiang desistió de su amenaza, y la lucha continuó.
Algunas semanas más tarde, en medio de aquella cacería, Hsiang, con imprudencia, dispersó sus tropas, y Liu, en un ataque sorpresa, logró rodear su cuartel principal. Por primera vez la suerte se invirtió. Ahora era Hsiang quien pedía la paz.El asesor máximo de Liu le insistió en que destruyera a Hsiang y aplastara a su ejército sin clemencia.
«Dejarlo ir sería como criar un tigre: terminará devorándote en cualquier momento», dijo el asesor. Liu siguió su consejo.
Mediante un trato falso, Liu indujo a Hsiang a descuidar su defensa y de inmediato masacró a casi todo su ejército. Hsiang logró escapar. Solo y a pie,sabiendo que Liu había puesto precio a su cabeza, se encontró con un pequeño grupo de sus propios soldados que se batían en retirada. Desesperado, Hsiang exclamó: «Séque Liu Pang ofrece mil monedas de oro y un feudo de diez mil familias por mi cabeza, les haré un favor a ustedes». A continuación se degolló y murió