Según mi experiencia, las personas disfrutan creando un valor, con el marketing, las ventas y la entrega del valor: son procesos fáciles de comprender y prever.
Ahora bien, cuando llega el turno a la <<financiación>>, a todos les cambia la cara. Las finanzas nos hacen pensar en aquello de contar habas, en fórmulas matemáticas y hojas de cálculo rebosantes de números. No tiene por qué ser así: la financiación resulta bastante fácil de entender si uno se centra en lo que es más importante.
La financiación es el arte y la ciencia de observar los flujos de dinero que entran y salen de una empresa, decidir cómo colocar ese dinero y determinar si lo que hace está produciendo los resultados deseados. No tiene mayor complicación. Si, puede que nos encontremos con unos modelos o una jerga complicados, pero lo que está haciendo sencillamente es utilizar los números para analizar si su empresa funciona según sus intenciones o no, y si los resultados bastan.
Los negocios de éxito deben aportar cierta cantidad de dinero para seguir funcionamiento. Si crea un valor, hace marketing de el vende y entrega, el dinero entra y sale de su empresa todos los días. Para asegurar su existencia, todo empresa debe aportar unos ingresos suficientes (de los que hablaremos en este capítulo) que justifiquen el tiempo y el esfuerzo que implica llevar a cabo la operación.
Todos tenemos que pagar facturas e ir a la compra, y las personas que tienen que ver con nuestra empresa necesitan ganarse un buen dinero para justificar el tiempo y la energía que invierten. De no ser así, dejaran la empresa y se dedicaran a otra cosa. Por esa razón las empresas deben quedarse con una parte del valor que crean y considerarlo un ingreso, que servirá luego para pagar los gastos y pagar a la gente que hace funcionar el negocio.
Las mejores empresas generan un ciclo muy satisfactorio: crean una enorme cantidad de valor y mantienen los gastos sistemáticamente bajos. De esta manera tienen dinero de sobras para seguir funcionando sin tener que retener demasiado valor. En resumen, son capaces de llenarse los bolsillos y a la vez de alegrar la vida a sus clientes, ya que su existencia hace que los que están involucrados en ella mejoran su posición económica.
La financiación ayuda a controlar el dinero con sensatez.