Un jefe paranoico es siempre un tipo desagradable. Los jefes paranoicos creen que todo y todo el mundo, incluido tú, esta contra ellos. Trabajar para un jefe paranoico puede ser un autentico regalo. Cualquier cosa que hagas, por el motivo que sea, será un intento de rebelarte contra el jefe, o al menos eso pensara él. ¿Qué puedes hacer? Muy poca cosa. La paranoica es un terreno engorroso. Existe básicamente en la mente del paranoico, un sector inaccesible tanto para ti como para el resto de tus compañeros.
La paranoia puede retroalimentarse y convertirse en una profecía que acaba haciéndose realidad. El jefe paranoico consagra su energía a investigar y destapar la conspiración que se urde contra el. A veces acaba descubriendo alguna. Pero en la mayoría de los casos tiene que inventarla. Sea como fuere, el foco y el liderazgo que debería dedicar a objetivos departamentales se dilapidan y la operación se va al garete, confirmando con ello la opinión del jefe paranoico de que todo el mundo conspira para sabotear su trabajo. No necesita disponer de pruebas, le basta con que la operación fracase. Y esto es suficiente para alimentar su paranoia hasta la siguiente ocasión.
Escapar del jefe paranoico no es difícil. Si le haces creer que formas parte de la conspiración, hará todo lo posible para castigarte, lo que en muchas organizaciones tiene como resultado la transferencia a otro departamento, ya que el despido es complicado y todo el mundo sabe, además, que tu jefe es un paranoico.
Aunque sea una maniobra éticamente sospechosa, prueba el truco de ponerte a toser en las reuniones. El jefe paranoico dejará al instante cualquier cosa que este haciendo y dirá: “¿Que? ¿Qué pasa?”. Mira a tu alrededor y responde: “Nada”. Unos noventa segundos después, indícale a uno de tus compañeros de conspiración que tosa.
A continuación, da golpecitos sobre la mesa de reuniones, como si estuvieras utilizando el código Morse, y pide a uno de tus compañeros de conspiración que te responda con mas golpecitos. Cuando el jefe paranoico diga “¿Qué? ¿Qué pasa?, encogete de hombros. Cuanto mas niegues las acusaciones, mas sospechara de ti y mas trabajara para acabar excluyéndote de su departamento.
El tiempo y las circunstancias cambian. Para la mayoría de los profesionales el paisaje laboral actual es prácticamente irreconocible y no tiene nada que ver con el de hace unos años. Los reveses fiscales que ha vivido el sector industrial, los recortes empresariales y las políticas de reducción de personal limitan a menudo las opciones que antiguamente existían de poder moverse con facilidad y libremente en el seno de una organización. Si escapar del jefe paranoico no te resulta tan fácil como imaginabas, utiliza las siguientes tácticas para que la relacion sea mas tolerable:
- Realizar tus actividades con total transparencia. Tal vez nunca se te haya ocurrido que jefe paranoico podría ver una simple conversación junto a la máquina del café como una amenaza. Utiliza tu imaginación. Esta gente no piensa como tu. Ve siempre un paso por delante de tu jefe paranoico y evita expresamente cualquier actividad que pudiera parecerle secreta.
- Igual que sucedía con el jefe maquiavélico, mantén al tanto siempre que puedas a tu jefe paranoico. Deja que sea el quien te diga cuando parar. Un flujo constante de información tiene dos objetivos. En primer lugar, pensara, por pura cuestión de volumen, que la información se comparte mas que se esconde. En segundo lugar, estará tan ocupado leyendo toda esa información, que le quedara menos tiempo para cavilar sobre posibles conspiraciones.
- Pasa mas tiempo con el. A tu jefe paranoico le resultara complicado imaginarte conspirando contra el si te tiene delante. La imaginación es la palabra clave, pues es ahí donde existen las conspiraciones: en la imaginación de tu jefe. Si tu objetivo es creer un entorno laboral mas satisfactorio, invita a tu jefe paranoico a pasar tiempo con tus compañeros y contigo.
- Comparte el conocimiento. Utiliza palabras y frases que indiquen que no solo compartes libremente la información con tu jefe paranoico, sino también con el resto de la organización. Indica en tu correspondencia cuan ampliamente distribuyes la información. Di, por ejemplo: “Cuando compartí esto con (fulanito, menganito, etcétera)”. Saber que la información se comparte con una población extensa disminuye la probabilidad de una conspiración en masa y, con ello, el nivel de ansiedad del jefe paranoico.
- Comparte secretos. Sin motivo aparente, revélale a tu jefe paranoico algunas de tus ideas personales. Demostrarle tu confianza lo invitara a confiar en ti. Resulta difícil desconfiar de alguien que nos muestra su confianza. Los paranoicos no son un caso perdido del todo. Compartir servirá además para demostrarle una nueva forma de ser y con el apoyo necesario tu jefe paranoico podría llegar a adoptar una nueva actitud. Si decide compartir cosas contigo, aprende a escucharlo de forma adecuada.
- Ponte el equipo. En lugar de salir en manada de la oficina para ir a jugar al futbol con el equipo de la empresa, algo que tu jefe paranoico interpretara seguramente como la señal de que van todos a celebrar algún tipo de reunión clandestina, vístete antes con el equipo de futbolista. No quiero decir con ello que no se pueda conspirar vestido de futbolista, pero como mínimo dará a entender que vas a hacer algo legitimo. Y, naturalmente, invítalo al partido. Si no quiere o no puede ir, muéstrale después fotos y publica un reportaje sobre el encuentro a la mañana siguiente.
Tal como sucede con cualquier otro trastorno de la personalidad, un jefe paranoico no puede controlarse. Pero si es posible influir sobre el entorno de manera positiva. Hasta ahí, el poder que puedes ejercer. Decidir no hacer intencionadamente cosas para crear el entorno que se prefiere solo servirá para crear el entorno que no deseas. La inactividad en la oficina no es inocua.