Hola, Cruella. Decirle a un jefe sádico lo que desea oír, “Ay!”, por ejemplo, solo servirá para que imponga mas castigo, a veces de manera descarada y otras mas sutil. Piensa en el caso de los jefes sádicos bromistas que instalan carteles que rezan: “cuando quiera tu opinión, ya te la daré”. Ja, ja. De lo que estos imbéciles no se dan cuenta es de que, a través de esta especie de humor, lo que ve la gente es la realidad: un recordatorio de quien tiene el poder.
Si tan gracioso es, ¿Por qué nadie se ríe excepto el jefe? Siempre existe el buzón de sugerencias sin fondo colocado estratégicamente encima de una papelera. ¿Has oído a alguien reírse? Nunca entenderé por que la gente piensa que sacar a relucir la disparidad de poder en el entorno de trabajo sirve supuestamente para darle la aprobación.
Tal como sucede con el gato que atrapa al ratón, pero no lo mata, el jefe sádico no te dejara marchar. Te mantendrá con vida para torturarte. Si intentas cambiar de departamento, se presentará en tu mesa ondeando tu solicitud de transferencia con la palabra R-E-C-H-A-Z-A-D-A escrita en grandes letras rojas. Te pellizcaras para despertar de la pesadilla y descubrirás que sigues pellizcándote y tu jefe continua ahí, esbozando una sonrisa diabólica. Y si intentas evitarlo o pasar por encima de él, acudirá al Papa si es necesario con tal de que tu solicitud de transferencia resulte rechazada.
Trabajar para un jefe sádico es lo más próximo que se me puede ocurrir a vivir en el infierno. Olvídate de intentar salir del problema. Cuanto mas lo intentes, más se echará encima de ti. Olvídate de insubordinarte para salir del problema. Cuanto mas te rebeles, mas justificado se sentirá tu jefe para poder hacerte polvo. Olvídate de jugarte el físico para salir del problema. Autolesionarte es una pérdida de tiempo, además de resultar doloroso. El dolor es para el sádico como la hierba de gato para el felino.
Matarte trabajando, rebelarte o autolesionarte es seguirle el juego al jefe sádico. Pero siempre hay esperanza. Intenta fingir que eres masoquista. Si la representación es convincente y el sádico cree que disfrutas con el dolor, te lo habrás sacado de encima en un abrir y cerrar de ojos. El sádico carga las pilas con el dolor y el sufrimiento de los demás. Imita a Brer Rabbit, que puso al zorro en una situación paradójica cuando le suplico la solución que quería como si fuese para el un castigo, diciéndole: “Por favor, no me tires al zarzal”. Naturalmente era precisamente al zarzal adonde Brer quería ir. En lenguaje llano, una situación paradójica significado simplemente que estas fastidiado si lo hace, y fastidiado si no lo hace. A Brer Rabbit le funciono y es posible que, antes de que te des cuenta de ello, te encuentres también dando saltos de felicidad y poniendo rumbo hacia la libertad.
Existen maneras de gestionar a los jefes sádicos que ayudan a mejorar el entorno laboral. Como siempre saber a que nos enfrentamos resulta útil. En este caso sin embargo no aplica la máxima “Mantente cerca de tus amigos y mas cerca aun de tus enemigos”. Aquí se trata de mantenerse a la máxima distancia posible del sádico y de no provocarlo para que no trate en ningún momento de apretarte el collar de castigo.
- Desarrolla formas de asegurarte de que tu jefe sádico encuentre opresiva tu carga de trabajo, aunque no lo sea. En términos reales esto quiere decir que, si tu jefe ve que avanzas sin problemas en un proyecto determinado, lo asociara con la idea de que no ha conseguido cargarte con una cantidad suficiente de trabajo. Te parecerá una tontería, pero muchos jefes creen que el buen ambiente o la frivolidad en la oficina significa única y exclusivamente una cosa: evadirse de la cárcel. Y los carceleros afrontan las evasiones de una sola manera: con el aislamiento.
- Si el jefe sádico te llama, acude enseguida. Desobedecer a un jefe sádico, o incluso retrasar la respuesta, es darle una excusa para que arremeta contra ti. Piensa que el jefe ya tiene motivos suficientes para causarte dolor y no hay necesidad de sumarte mas. Comprende que para un sádico el dolor es poder. Tu dolor es su poder. Combatir su poder es jugar a su juego. Responde siempre con rapidez, aunque no con alegría, al jefe sádico. De este modo saldrás adelante sin sufrir tanto.
- Asegúrale que el dolor es un buen motivador. Muchos empleados piensan que es misión de Dios convencer al jefe sádico de que sus métodos son erróneos. No solo saldrás perdiendo cada vez que te metas en esa discusión, sino que además le estarás dando a tu jefe un motivo para que vuelva a demostrar su poder. Los trabajadores inteligentes entregaran su trabajo reconociendo que la presión ejercida por el jefe ha servido para acelerar el proceso. Haz referencia en tus e-mails y otra correspondencia al hecho de que tienes mucha carga de trabajo pero que estas trabajando para solucionarlo.
- No organices actividades en el departamento de un jefe sádico. Realizarlas de manera clandestina y con fines específicos. Organizar una actividad deportiva o una fiesta es servirle en bandeja una oportunidad de castigo. Con ello quiero decir que nunca te vistas para hacer deporte antes de salir del trabajo. Si el jefe sádico te ve preparándote para salir del trabajo. Si el jefe sádico te ve preparándote para salir y divertirte, acabaras trabajando hasta cualquier hora y llegando tarde al partido.
- Hazte el ocupado. La ociosidad invita al castigo en forma de cargas de trabajo exageradas. No quiero decir con ello que finjas trabajar. Para que tu entorno laboral sea mejor necesitaras trabajar en actividades importantes y que te recompensen en el sentido personal. En un entorno sádico intenta hacer que tu trabajo parezca tremendamente oneroso. No es necesario que te recuerde lo que ocurre cuando con un jefe sádico intentas levantar el pie del acelerador y relajarte un poco.
- Observa sus ojos. El dolor engendra dolor. El jefe sádico es probablemente la victima del dolor impuesto por otro sádico, tal vez de su familia, o bien de cualquier otro entorno. El jefe sádico no es una persona feliz que se dedica a meterse contigo sin motivo alguno. Sea cual fuere el tipo de dolor que reparte, tu jefe lo ha sentido en su propia carne procedente de alguien mas poderoso. Y por el motivo que sea, el dolor se ha convertido en una forma de vida. A veces establecer contacto visual servirá para abrir un corredor implícito entre ustedes y tu jefe se reprimirá un poco. Ahora bien, si establecer contacto visual solo sirve para que tu jefe vuelque aun mas su rabia contra ti, deja de hacerlo.
Lo que mas te conviene en el departamento de un jefe sádico es mostrarte ocupado, concentrado y dar pocas muestras de alegría; tener una actitud seria tampoco te resultara complicado, tenlo por seguro. Esto no significa que no puedas mostrarte animado y positivo cuando te encuentres fuera de la orbita del sádico. Ser positivo y animado aumentara las posibilidades de que alguien te convoque y te aleje de tu jefe sádico.
El hecho de que tu jefe sea un sádico no es seguramente una novedad para nadie, tanto dentro como fuera de tu departamento. Los que ocupan los puestos mas altos de la cadena alimentaria saben mas que lo que te imaginas, por mucho que no lo reconozcan en tu presencia. Pero si te muestras amargado y hosco en todas partes y con todo el mundo, no sabrán si el problema radica en ti o en tu jefe.
Nunca hables mal de tu jefe sádico delante de sus superiores. Si los demás te ven comportarte de forma positiva cuando estas lejos del jefe, sentirán lastima por tu situación e incluso podrían llegar a admirar tu tenacidad por mantener el optimismo ante tanta negatividad. Con un jefe sádico juega con inteligencia, pero juega.