Para cualquier grupo humano, el desorden y la anarquía son muy perturbadores. Así, normas de conducta y reglas de como hacer las cosas evolucionan pronto y se consolidan. Estas reglas y códigos nunca son escritos, pero si tácitos. Si los infringes, te arriesgas a convertirte en una persona insignificante, o incluso a ser despedido, sin que necesariamente sepas la causa. De esta forma, el grupo imponen su propio orden sin necesidad de una vigilancia activa. Los códigos regularan las apariencias aceptables, cuanta charla informal se alienta en las reuniones, la calidad de la obediencia en relacion con los jefes, la ética de trabajo esperado, etcétera.
Cuando eres nuevo en un grupo, debes prestar atención extra a esos códigos implícitos. Ve quien sube y quien baja en el grupo, señales de las normas que gobiernan el éxito y el fracaso. ¿El éxito se deriva de los resultados o de intrigas políticas? Considera el grado en que trabaja la gente cuando su jefe no la observa. Podrías trabajar mucho o hacer demasiado bien tu trabajo y ser despedido por hacer quedar mal a los demás. Es inevitable que haya vacas sagradas en el grupo, personas o creencias que no son criticadas nunca. Juzga todo eso como trampas que debes evitar a toda costa. En ocasiones, un miembro particular de elevado prestigio funge como el guardián de facto de esas reglas y códigos. Identifica a esos individuos y evita cualquier fricción con ellos. No vale la pena.