Concíbete como un explorador. Con el don de la conciencia, yérguete ante un vasto y desconocido universo que los seres humanos apenas comenzamos a investigar. La mayoría prefiere apegarse a ciertas ideas y principios, muchos de ellos adoptados en los primeros años de su vida. Teme en secreto lo desconocida e incierta. Reemplaza la curiosidad por la convicción. Para cuando llega a los treinta años de edad, actúa como si ya conociera todo lo que necesitaba conocer.
Como explorador, deja atrás todas esas certidumbres. Busca sin cesar nuevas ideas y formas de pensar. No veas limites en el alcance de tu mente y no te preocupes si pareces incongruente o desarrollas ideas que contradicen tus opiniones de meses antes. Las ideas son juguetes. Si te aferras a ellas demasiado tiempo, pasan de moda. Recuperar tu espíritu y curiosidad infantil, de antes de que tuvieras un ego y que tener la razón fuera mas importante que vincularte con el mundo. Explora todas las formas del conocimiento, de todas las culturas y periodos. Anhela ser desafiado.
Al abrir la mente de esa forma, liberaras mas fuerza creativa aun por realizar y te concederás un grandioso placer mental. Como parte de esto, accede a explorar el conocimiento que surge de tu inconsciente, el cual se revela en tus sueños, momentos de fatiga y los deseos reprimidos que escapan en determinadas circunstancias. No tienes nada que temer o reprimir. El inconsciente es solo un ámbito mas abierto a tus libres merodeos.