Idiotas, Idiotas Por Todas Partes y Ni Una Sola Idea Que Valga La Pena Retener

Parte de una vida prolongada e inteligente consiste en aceptar que siempre Habrá idiotas entre nosotros, idiotas en recuperación como yo he idiotas que no saben que son idiotas. La idiotez se define a menudo como un estado permanente de estupidez. No estoy de acuerdo. Como idiota en recuperación que soy, sé que siempre seré vulnerable a las ideas estúpidas, a las palabras estúpidas y a los actos estúpidos. Pero puedo disminuir mi dependencia de todo eso. Lo que voy a afirmar tal vez suene estúpido, pero he vivido toda mi vida a pesar de mi estupidez. Soy capaz de ejercer cierto control, minimizar los efectos debilitadores de la estupidez y resultar menos fastidioso para los demás.

En un mundo ideal deberíamos tener colonias insulares de idiotas y solo permitirles salir de la isla en el caso de haber recibido un premio por pasar un año entero de moderación. La recuperación seria dura, sobre todo en un entorno con abundancia de idiotas. Sin intervencionismo, los idiotas deambularían mirándose los unos a los otros y preguntándose por que están allí. Los idiotas en actividad no niegan nada; simplemente, no tienen ni idea de lo que les pasa.

En la mayoría de los casos, los idiotas practicantes no nos fastidian la vida a propósito. No es muy probable que crean que su estancia en la isla sea un castigo de algún tipo. Seguramente pensaran que están allí con motivo de un seminario de Tom Peters, algo que, en cierto sentido, no es mala idea. Si Tom gritara lo suficientemente fuerte, algunos de ellos podrían empezar a ver a sus compañeros de prisión como idiotas, el primer paso para reconocer al idiota que lleva dentro.

Un momento-pensaran para sus adentros-. Si todos esos son idiotas,¿ Qué hago yo aquí?- En una posibilidad muy remota, pero podría funcionar.

Imagínate por un momento como sería un lugar de trabajo si apareciese un día la policía de idiotas para llevarse de allí a todos los idiotas. ¿ Que puestos quedarían vacantes? ¿ Qué cosas dejarían de hacerse? ¿ Cesaría algún tipo de actividad negativa? Si averiguaras donde está retenido tu jefe-i, ¿ le mandarías una postal? ¿ Te darías cuenta de que se ha ido? ¿ Te importaría que se hubiera ido? ¿ Lo extrañarías? ¿ Sentirías lastima por él? ¿ Te preguntarías que habría sido de el?

Pero en el mundo real la policía de idiotas no existe. Tenemos que arreglarnos por nuestra cuenta para gestionar a los idiotas que pueda haber entre nosotros. Los idiotas en recuperación sabemos al menos a que nos enfrentamos. Los idiotas en actividad seguirán ajenos al daño que causan y los que no son idiotas seguirán tirándose de los pelos. Es por eso que este libro es tan crítico para tu supervivencia. Sigue leyendo. Aún hay esperanza.

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